Atajar a la derecha
Trinfos (más) populares en Francia y Reino Unido. ¿En qué está la derecha global?
Saludar. Aquí Biole Weber. Hoy tomamos los casos de Francia y Reino Unido como excusa para reflexionar sobre el avance y el retroceso de la ultra derecha a escala global. ¿Qué rol tiene Javier Milei en todo este baile? Leer este newsletter te va a llevar aproximadamente 10 minutos. Vamos.
El lunes, con las noticias recién salidas del horno cubrí en mi columna en Mate en Vivo las noticias de las elecciones del fin de semana: el volantazo de la izquierda de Mélenchon que se llevó el primer puesto en Francia y el primer triunfo laborista en Reino Unido en 14 años. Dos noticias que renovaron un poco un aire de esperanza.
Para el detalle de los resultados y los básicos del asunto, te dejo el corte de mi columna y de paso te pido que te suscribas a mi canal, que estamos cerquita de alcanzar los 2.000 suscriptores.
En este newsletter intentamos abordar algunas reflexiones sobre la politica europea, en un contexto global en el que el alarmismo por el avance de la ultraderecha parecía teñir cada proceso electoral. Sin embargo, con Sánchez en España pero ahora también con Keir Starmer en Reino Unido y quizás Mélenchon en Francia, el panorama parece reconfigurarse.
Repasemos brevemente las noticias de estos comicios.
Vive la France
En Francia, este año viene siendo una montaña rusa de emociones. Las elecciones europeas y la primera vuelta parlamentaria fueron un susto atrás de otro. La ultraderecha de Marine Le Pen y Jordan Barbella consiguió el primer puesto en las legislativas que Macron adelantó luego de los resultados de las elecciones europeas. Pero gracias a la estrategia del cordón sanitario (que revisamos en la cobertura), la colaboración estratégica aunque sin apoyo mutuo entre la izquierda agrupada en el Nuevo Frente Popular -liderada por Jean Luc Mélenchon- y Juntos -el partido del presidente Emmanuel Macron-, desplazaron a Agrupación Nacional que quedó en tercer puesto. Miren la diferencia de la distribución de bancas con los resultados de la primera y la segunda vuelta electoral:
El ganador de la noche, Mélenchon, ahora debe enfrentar el desafío de conseguir la gobernabilidad. El primer ministro de Macron, Gabriel Attal, ya presentó su renuncia formal al presidente y ahora es tarea del nuevo Parlamento elegir un candidato para el rol. Como ninguno de los dos partidos mayoritarios tiene la mayoría absoluta, Macron y Mélenchon deberán diseñar un modelo de consenso para el período que comienza ahora.
Como el francés es un sistema parlamentarista, el poder del presidente se reduce cuando el primer ministro es de otro partido: Su rol queda relegado a poco más que cuestiones de politica exterior y defensa, ya que su capacidad de veto es más bien limitada. Por ende, el premier se convertiría en el principal encargado de la política interna. Por eso si el Nuevo Frente Popular consigue los votos para hacerse de un primer ministro propio, ambas fuerzas políticas deberán cohabitar en el ejecutivo: Sería la tercera vez en la historia de Francia que se genera este escenario.
Esto puede llegar a ser sumamente polémico, especialmente porque entre las principales propuestas de Mélenchon, la izquierda prometió derogar reformas de Macron en jubilaciones y migración. Así como crear una agencia para inmigrantes indocumentados, subir el salario mínimo y lanzar medidas de reducción del costo de vida como el establecimiento de precios máximos para productos básicos. Todas medidas que van más bien en contra de la esencia de la política de Macron, que igual en los últimos años le trajo bastantes problemas, como las históricas movilizaciones contra la reforma jubilatoria.
La alianza de Mélenchon es una izquierda bien de izquierda, conformada por el Partido Socialista, Los Ecologistas, el Partido Comunista Francés o La Francia Insumisa, entre otros. La estrategia que los llevó al poder no fue la moderación sino más bien lo contrario, a diferencia del escenario que llevó a la victoria laborista en Reino Unido, como veremos más adelante.
Sin embargo, aun no está definido quién será presentado ante el Parlamento para ocupar el cargo de primer ministro, ya que si bien Mélenchon no fue descartado para el puesto, tampoco fue asegurado.Una vez que un candidato sea designado para el puesto por el parlamento, este debe armar un gabinete que tiene que ser aprobado por el presidente. Es decir, Macron puede rechazar el gabinete propuesto una vez. Aunque no puede rechazar las propuestas del Parlamento repetidas veces porque pone en juego la gobernabilidad.
De todas formas, aún existe la posibilidad de que Macron intente presentar un nuevo candidato para el puesto de su propio partido sin coalición con la izquierda. Algo que sería posible si consigue el apoyo de parlamentarios pertenecientes a otros partidos para conservar el poder aún en minoría. Algo que en cualquier caso se ve lejano.
El mundo aguarda las novedades de Francia y la designación del próximo gabinete.
Han pasado 14 años
En Reino Unido, el Partido Laborista se llevó el primer puesto el viernes pasado en su primera victoria en 14 años. El Partido Conservador obtuvo su peor resultado en décadas y les quedaron solo 121 escaños de los 650: Quedaron afuera ex funcionarios de la gestión saliente de Rishi Sunak además de personajes como Liz Truss la breve -que duró en el cargo menos que la lechuga-. Este escenario parece ser el resultado de un descontento creciente de la sociedad británica con el Partido Conservador, coronado por el fracaso del Brexit y las fiestas realizadas por el ahora ex primer ministro, Boris Johnson, durante las medidas de cuarentena en la pandemia del Covid.
Por su parte, los laboristas, con Keir Starmer a la cabeza, se hicieron una panzada: ocuparán 412 escaños en el Parlamento. Duplicaron su número de bancas. Miren la diferencia entre la distribución de escaños post eleciones de 2019 y ahora:
La avanzada del rojo laborista resulta, aun con todas las contradicciones de su caracter imperialista y bélico, reconfortante.
Con este resultado, el viernes Keir Starmer fue encargado por el rey Carlos III a formar gobierno como nuevo Primer Ministro. Starmer es hijo de un laburante de fabrica y una enfermera. Es abogado especializado en derechos humanos y durante su carrera llevó adelante juicios contra grandes empresas transnacionales como Mc Donalds. En 2014 la Reina Isabel II le otorgo un titulo de honor por sus “servicios al derecho y la justicia penal” por haber sido fiscal en juicios contra bandas de crimen organizado.
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¿Hacia dónde va el mundo?
Con el triunfo de Javier Milei en la presidencia argentina, pareciera que a los que vivimos en este país se nos nubló un poco la cordura de pensar que hay algún tipo de horizonte después de la extrema derecha. Y no es casualidad ni tampoco un pensamiento aleatorio, porque los partidos de extrema derecha lograron avances impensados en el mundo hace 10 o 15 años. Y las alternativas parecieron incapaces de estar a la altura de las circunstancias. Sin embargo, sirven estos ejemplos para recordar que la suerte no está echada.
Con Pedro Sanchez en España pero ahora tambien con un Reino Unido laborista y la posibilidad de un ejecutivo de izquierda en Francia, se abren nuevos horizontes. La población puso un límite al crecimiento electoral de partidos cuyas propuestas son las de la exclusión: proteger los privilegios de unos pocos a costa del sufrimiento de todos los que no encajen con el ideal de identidad pura que construyen. Pero en la era de la globalización cada vez se mezclan más todas las fronteras y las identidades nacionales y europeas existen solo al ser imaginadas. La pretención de homogeneidad, que se traduce en políticas de homogeneización, genera un clima de hostilidad para todos los que no encajen en la norma. Aquellos que no son merecedores de apropiarse la identidad.
Los que vienen y van
En Europa, la migración es un tema central en la agenda de los partidos de cara a comicios. Esto se debe a que las olas migratorias llegan cada vez con más potencia a las costas de la Europa -que se quiere pensar- pura. La pregunta es por cuánta segregación están dispuestos a tolerar los ciudadanos europeos: Cuánta división entre personas de bien, que merecen una vida digna, un hogar, una ducha, un plato de comida, y personas del mal, esas que si fuera por los gobernantes de derecha, mejor estarían muertas que en sus costas.
La derecha europea es bien distinta a la latinoamericana y también a la de Estados Unidos. Ese es un tema en el que pienso a diario y sobre el que estoy tratando de armar algunos contenidos que nos ayuden a identificar las características de cada plan de acción.
Sin embargo, el factor común que los une en esa diferencia es la creación de un enemigo claramente delineado que no es digno de ser ayudado. Y ahí entran todas las minorías de todos los tipos. En Europa, allí entran todos los refugiados de los países destrozados por un capitalismo salvaje, imperialista, que permite un modo de vida en las ciudades del Norte Global que no podría existir sin el sufrimiento del Sur, especialmente en África y Oriente Medio. Sin sus materias primas, sin su compra de armas para las guerras, sin la explotación de sus suelos a toda costa y la mano de obra barata, no existiría el lujoso modo de vida de las metrópolis europeas.
Aunque sus territorios van a seguir siendo explotados por el viejo imperialismo extractivista, los refugiados en Francia respiran aliviados.
¿Milei es yeta?
Luego de unas elecciones de la Unión Europa en Francia en las que la ultra derecha tuvo un triunfo destacado, Milei tuiteó al respecto y dejó bien en claro que se autopercibie una parte fundamental de un proceso de cambio global marcado por la irrupción de la ultraderecha:
“Los pueblos de Europa han hablado y han revalidado con su voto nuestra visión, a pesar de los llantos de los progresistas locales e internacionales, periodistas y políticos que cuestionaron el nuevo posicionamiento de Argentina para disfrazar sus intenciones globalistas.”
Pero esta elección, que nuestro presidente celebró, fue la que motivó al presidente Emmanuel Macron a adelantar las elecciones parlamentarias que hoy apuestan por la izquierda y por una centro derecha que incluso siendo muy hostil, no es la ultraderecha de Marine Le Pen.
Milei se autoproclamó líder mundial y se paseó por el mundo -con la tuya contribuyente- con líderes ideológicamente afines a ser elogiado y condecorado. Ya no importa para él de dónde venga la validación mientras exista. ¿Cuántas afirmaciones son necesarias para que el presidente esquive las consecuencias de su gestión de odio y austeridad? Los coletazos de su propia gestión que arrastran papelones internacioanles, como los que vimos en la Cumbre del Mercosur, parecen no entrar en la visión de un Javier encandilado por las luces de la medalla que la presidenta de la Comunidad de Madrid le otorga. Tan encandilado está que no registra que por estar mano a mano con una autoridad extranjera menor a su rango, mientras fogonea un conflicto diplomático con el presidente del mismo país, solo denota debilidad y falta de comprensión de su rol como Jefe de Estado en la diplomacia mundial. O el premio que fue a recibir en República Checa, que dijeron que era de parte del Instituto Liberal de Praga, pero cuyas autoridades desconocieron estar dandole el reconocimiento. En cambio, eran unos ex miembros que llamaron a Milei, que uso la guita del Estado, para ir a recibir una palmadita en la espalda de unos tipos sin ninguna relevancia política, económica o institucional. La confusión de rangos es total.
El Milei que intenta convencernos de que el mundo va hacia la derecha, es el mismo que busca reafirmar su propia autoestima con una catarata de validaciones de sus amigos nuevos del mundo liberal, que de libre no tiene nada. La búsqueda por la validación constante parece un intento casi infantil por mostrar que tiene amigos, que lo quieren. Mientras tanto, desoye a su pueblo. Desoye a sus principales socios comerciales. Desoye a su país, porque lo desprecia.
La decadencia no es el fin
Después del amague amargo celebrado por Milei, la centroizquierda francesa se organiza y sale a la calle, busca alianzas, las construye. Intenta recordar a la población que no son perfectos, pero que no son fascistas. Aislan a la ultra derecha y ganan las elecciones. ¿Qué podemos aprender de ellos?
Como sabemos, la realidad latinoamericana es bien distinta de la europea, asi como también lo son sus partidos y alianzas. Sin embargo, parece que con la extrema derecha en el poder, la idea de que se están apoderando del mundo parece tomar fuerza. Pero para pensar y enfrentar la realidad, necesitamos cautela y cabeza para no comernos la curva y entrar en una narrativa que no es la nuestra, en la que el único final posible es que la ultraderecha crezca ilimitadamente. Una vez más: La suerte no está echada.
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Biole.