Rusia: La Maruchan de las guerras civiles
El chef de Putin y líder del grupo Wagner, Prigozhin, se rebeló por 24hs contra las autoridades rusas y terminó exiliado en Bielorrusia.
Saludar. ¿Cómo están? Yo la verdad muy agotada por el final del cuatrimestre, si están igual: fuerzas y falta poco.
Esta semana vamos con Rusia, donde se armó un flor de bardo por la rebelión que podría haber decantado en una guerra civil. El temple de Putin y la negociación de Bielorrusia parecen haber atajado la situación.
Leer este NL te va a llevar unos 8 minutos. Veamos qué pasó.
La mamushka del motín
1. ¿Qué pasó?
El viernes pasado -mientras en Argentina volaban fórmulas y trascendidos- un grupo de mercenarios que peleaba junto al ejército ruso en Ucrania, denunció que las tropas oficiales bombardearon su campamento, se declaró en rebeldía, pegó media vuelta y encaró hacia Moscú.
Durante 24hs, el grupo Wagner sostuvo un motín contra las autoridades rusas dentro de su territorio: avanzaron por las regiones de Voronej y Lipetsk, tomaron la ciudad de Rostov del Don -enclave estratégico de la guerra- y siguieron camino hasta llegar a solo 300km de la capital.
Después de la mediación del presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko , el grupo dio por finalizada la revuelta. Su líder, Prigozhin, mandó a sus miembros de vuelta a sus bases y se exilió en Bielorrusia.
2. ¿Por qué?
Bajo la premisa de que el Ministro de Defensa y el líder de las Fuerzas Armadas rusas querían disolver a su grupo, Prigozhin sostuvo que la rebelión era contra ellos y que no buscaba realizar un golpe de Estado ni desconocer la autoridad de Vladimir Putin, de quien era amigo personalmente.
Yevgueni Prigozhin, venía acumulando tensiones con el Ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, a quien acusaba de ratonearle las municiones al grupo Wagner y de mentirle a Vladimir Putin, de quien era un hombre cercano. De hecho era conocido como “El Chef de Putin” ya que además de liderar el grupo de mercenarios, Prigozhin es empresario gastronómico y se encargaba de hacer el catering de cenas en el Kremlin. Prigozhin comenzó su carrera vendiendo panchitos en la calle antes de la caída del muro de Berlín.
Este episodio, que por un momento parecio el comienzo de una guerra civil, fue catalogado por Putin como una traición y una puñalada por la espalda, quien desmintió el supuesto bombardeo al campamento y catalogó a los rebeldes de traidores. Pero Vladimir no puede darse el lujo de limpiarlos de la lista de colaboradores. ¿Qué rol juega el grupo Wagner en el avance militar ruso? ¿Qué consecuencias tiene esta revuelta que sacudió los cimientos de la estabilidad interna de Rusia? Vamos de a poco.
3. ¿Quiénes?
Cuando hablo de mercenarios, me refiero en términos formales a una compañía militar privada. Prigozhin no solo es su líder, sino su dueño, ya que financia los sueldos de sus miembros.
Desde el 2015, el grupo Wagner colabora con el gobierno ruso en operaciones militares en países extranjeros. Participaron del frente ruso en Siria, Libia, Mali, Burkina Faso y Chad, donde buscaban contener el avance de potencias occidentales y monopolizar la violencia. En Ucrania, fueron una parte clave del avance ruso sobre la península de Crimea y la región del Dombás. Su participación en la batalla en Bajmut hace algunas semanas fue clave.
Este ejército, formado por hombres que tanto Prigozhin como su otro líder, Dmitry Utkin, reclutan de las cárceles, cuenta con al menos 15.000 hombres. Algunas estimaciones incluso apuestan a que el ejército de mercenarios cuenta con unos 50.000 miembros. Nunca lo sabremos con precisión en la era de la posverdad.
En resumen, es un enclave militar necesario para Rusia, ya que su participación aumenta el alcance y la efectividad de sus operaciones militares. Y Prigozhin lo sabe.
4. ¿Dónde?
El avance del grupo Wagner hacia Moscú, demostró la capacidad del grupo paramilitar de avanzar sobre el territorio ruso en contra de las tropas oficiales. Aún cuando fue rápidamente desactivado, el avance tuvo dos objetivos claros: la ciudad de Rostov y Moscú, la capital.
Veamos un mapa de la ciudad de Rostov del Don:
En el marco de la guerra con Ucrania, la ciudad de Rostov del Don funciona como enclave estratégico para la planificación y el abastecimiento de tropas. Es por eso que el hecho de que el grupo Wagner la haya tomado en tan pocas horas resulta alarmante para Moscú.
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¿Y ahora qué?
Influencia política
Desde lo sucedido el pasado viernes, miles de teorías navegan por el internet sobre las motivaciones (reales o falsas) de la rebelión de los Wagner. Pero en mi opinión, para entender el conflicto debemos aprehender dos cosas: Por un lado, Rusia tiene capacidad militar para avanzar de manera más rápida y violenta sobre Ucrania, pero Putin no da la orden. Por otro lado, Prigozhin considera que la estrategia militar rusa es muy tibia y si fuera por él seguirían hasta Kiev e incluso más allá.
Esta sed de guerra se articula, entre otras lógicas, por un sentimiento profundo de patriotismo y una nostalgia de la grandeza de Rusia previa a la caída del muro. Las personas que luchan en este ejército, buscan vengarse del avance de la OTAN. Pero también buscan defender a su patria de la tendencia antirrusa que crece en el contexto de la guerra y que no están dispuestos a dejar pasar.
Todos estos elementos, delinean un grupo profundamente nacionalista, de línea dura, que no buscaba revelarse contra el gobierno de Putin, sino protestar por un rumbo militar con el que no están de acuerdo. La amistad de Prigozhin con Putin no parece ser suficiente para contener el avance del grupo Wagner en sus objetivos. Unos objetivos ideológicos y geopolíticos que Prigozhin recién revela el pasado junio con un comunicado de prensa. Antes de eso, el grupo Wagner era poco más que una compañía militar dirigida por el ejército ruso y con un enorme potencial militar. Hoy parece querer ser, además, un actor político.
Sobre esto y el rol de la religión en el asunto, les recomiendo la entrevista a Martín Rodríguez Ossés que realizaron a mis compañeros de Un Mundo de Sensaciones el pasado domingo.
En qué quedó
Después de la retirada de Wagner de Rostov del Don, el Kremlin confirmó que no habría proceso judicial contra Prigozhin y los suyos. O sea: les perdonaron la vida. El líder se quedará en Bielorrusia por ahora y los mercenarios que no se rebelaron podrán incorporarse al ejército oficial a través de la firma de un contrato. Aun no se sabe si el Ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, seguirá en su cargo.
Moscú sostuvo que la rebelión no afectará sus operaciones y que seguirán adelante para alcanzar sus objetivos en cuanto a la guerra en Ucrania, denominada por ellos como Operación Militar Especial, que tiene por objetivos oficiales desmilitarizar y desnazificar ucrania. Un primer objetivo más concreto pero difícil de alcanzar en el marco del envío de armas constante de occidente a Ucrania. Un segundo objetivo muy intangible y difícil de medir. En este sentido, si bien Rusia parece estar llevando la delantera e la guerra en este momento, tampoco puede declararse cerca de una victoria total.
Puertas pa afuera
En Occidente, la secuencia fue observada con pochoclos. Todos los medios mainstream, así como líderes y asesores de potencias occidentales y, por supuesto, de Ucrania salieron a declarar las mil y una formas en las que estos hechos ponían en evidencia la vulnerabilidad del régimen ruso. Sin embargo, aún es demasiado temprano para ver los efectos concretos que puede tener esta rebelión en el liderazgo de Putin.
Planteo observar esta perspectiva con cautela porque para entender el liderazgo de Putin debemos corrernos del esquema de alternancia democrática del poder a la que estamos acostumbrados. El famoso péndulo que alterna los gobiernos de América Latina entre la derecha y la izquierda, no existe como tal en Rusia, que funciona con una lógica propia.
En cambio, el liderazgo de Putin parece devolver a la ciudadanía el sentimiento patriota y nacionalista que atraviesa a todos los sectores ideológicos del país. La nostalgia de la URSS y la sed de venganza por la derrota en la Guerra Fría son puntos claves para entender las motivaciones de los líderes rusos y sus soldados. La promesa de un futuro de grandeza, articulada en un líder que da una imagen de prestigio y absoluta estabilidad. Aun después de una rebelión interna que podría haber decantado en una guerra civil.
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Viole.