Y la guerra seguía y seguía
A un año del comienzo de la guerra en Ucrania, un resumen para los perdidos, los hartos, los despistados y también para los que están al día (mapas y memes incluidos)
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Segundo, Francia.
Hoy se cumple un año del comienzo de la Guerra en Ucrania. Y vamos a repasar cómo empezó la cosa y en qué anda: los últimos movimientos de Putin, Zelenski, Biden, la OTAN y la formula para la paz que propuso Lula. Esta edición es una nota más sobre Ucrania, sí. Pero es para ustedes: los perdidos, los hartos, los despistados y también para los que están al día (mapas y memes incluidos).
Leer este newsletter te va a llevar aproximadamente 12 minutos. Vamos.
How it started
Hace un año, Rusia invadió Ucrania bajo la premisa de que la OTAN (NATO por sus siglas en inglés) no cumplió el compromiso asumido tras el final de la Guerra Fría de no expandirse hacia el este. Si bien -como todos los conflictos bélicos- esta guerra es multicausal, la posibilidad de que Ucrania se incorpore a la Organización del Tratado del Atlántico Norte fue un disparador para Moscú (literal y metafóricamente).
Los líderes de la OTAN sostuvieron desde el inicio que ellos no tuvieron nada de responsabilidad en el aumento de las hostilidades aunque los avances de la organización a las fronteras con Rusia son reales y tangibles. Miren el avance en Europa:
La OTAN es una alianza militar y tiene el propósito de defender en bloque a cualquier país miembro que esté siendo atacado. Dentro de la organización se acomodan las potencias occidentales como Estados Unidos y los países más importantes de la Unión Europea. Si bien dicen no participar directamente de la guerra ya que no mandan tropas, desde el comienzo del conflicto mandan municiones, ayuda humanitaria y mucho dinero para financiar la defensa ucraniana, mientras imponen sanciones constantemente contra Rusia para desfinanciar su ofensiva. Es decir, juegan sus fichas.
Desde que empezó la guerra se realizaron varios intentos de conversaciones diplomáticas para paliar el conflicto, pero los países involucrados solo endurecieron sus posiciones y no hubo acuerdos.
¿Y qué quieren?
El conflicto territorial entre Rusia y Ucrania no es nuevo. De hecho, muchos de nosotros lo conocimos cuando Rusia se anexó la península de Crimea, reconocida como ucraniana, en el 2014. Las disputas territoriales son históricas y la región del Dombás y Crimea son los puntos clave. Es decir: las regiones donde más ataques de ambos países hubo.
Rusia demanda el control total de la península de Crimea y sostiene que Donetsk y Lugansk -los territorios que conforman la región del Dombás-, en realidad fueron conquistadas por Ucrania, que desplegó un genocidio a su población, que tiene una cultura mucho más cercana a Rusia que a Ucrania. Es por eso que Rusia los reconoce como repúblicas separatistas. Todos estos territorios y algunos más al sur, se encuentran en la frontera entre ambos países, a través de la cual Rusia despliega su ofensiva.
Además, los territorios clave de la guerra, son los que rodean al Mar de Azov, por lo que de estar en manos de Rusia, este país podría trasladar mercaderías hacia Crimea sin pasar por otros países.
Por su parte, Ucrania busca defender su territorio reconocido internacionalmente y reducir la cultura rusa en su territorio. El presidente, Volodimir Zelenski, impuso medidas antirusas durante todo este año, como la prohibición del idioma y las prácticas culturales rusas en el país.
¿Por qué importa?
Rusia y Ucrania son proveedores mundiales de gas y alimentos. Desde el comienzo de la guerra, la crisis energética y la alimentaria empeoraron y los precios de las commodities (como la soja y el maíz) subieron sin parar. Esto afecta de manera trasversal a todos los países, ya que en el mundo globalizado e interdependiente que habitamos resulta fundamental acceder a la exportación masiva de estos productos. Para alimentarnos y no cagarnos de frío, básicamente.
El fantasma nuclear
A partir de la Guerra en Ucrania se renovaron las conversaciones sobre plantas nucleares. Para entenderlas, tenemos que partir de la base de que existen dos tipos de objetivos en cuanto a desarrollo nuclear: el desarrollo de armas nucleares y el desarrollo de energía nuclear.
Ante la crisis por la falta del gas que Rusia proveía a Europa, muchos países del continente retomaron o intensificaron su producción de energía nuclear. Algo que es cuestionable desde el punto de vista ambiental y que dispara el fantasma de la Guerra Fría.
Aprovechándose de este último punto, Putin juega con la posibilidad de realizar un despliegue de armas nucleares, algo que hasta ahora -y por suerte- no sucedió.
En este marco, esta semana se tensaron las relaciones entre Moscú y Washington después de que Putin anunciara su retirada parcial del tratado New Start (2010) sobre armas nucleares ya que implica visitas de Estados Unidos en sus plantas nucleares. El argumento del Kremlin es que no pueden permitir que Estados Unidos vea su arsenal militar en el marco de una guerra en la que tanto Biden como la OTAN dicen abiertamente que buscan la derrota rusa.
Aún así, Putin promete que se respetarán todas las demás pautas del acuerdo, incluidas la limitación en el desarrollo de armas y la notificación de ciertas pruebas militares.
MATEEEEE🧉
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How it’s going
Después de un año de discursos del presidente ucraniano en parlamentos y organizaciones internacionales de todo el mundo, Volodímir Zelenski parece estar en una situación cada vez más delicada.
Esta semana se reunió la OSCE -Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa-, una cumbre diplomática a la cual estaban invitadas las delegaciones de Rusia y Ucrania ya que ambos son países miembro de esta entidad. Austria fue anfitrión de la cumbre y mantuvo la invitación a Rusia más allá del rechazo de muchos países europeos ya que, según consideran el rol del organismo no es cerrar las puertas a la diplomacia.
Austria es socio comercial de Rusia, mantiene su neutralidad militar sobre la invasión y no muestra interés por formar parte de la OTAN. Todas posiciones que las potencias occidentales rechazan y a partir de las cuales sospechan colaboración con Moscú. Sin embargo, el intento de Austria era proveer un espacio de diálogo en el que los países involucrados puedan empezar a poner puntos en común. Un objetivo en el que fracasaron una y otra vez. Pero Zelenski parece mirar más allá de Europa para posibles mediadores.
Ucrania después de un año de guerra
Aún con la ayuda militar, humanitaria y económica occidental, Ucrania no parece estar ni cerca de ganar el conflicto bélico. Hace unos días Zelenski pidió un préstamo de 15.000 millones de dólares al FMI, que será proveído en marzo y que vendrá con implicancias políticas (como en Argentina bien sabemos que sucede).
Varios indicios demuestran un desinterés de Ucrania para pensar en los países europeos como posibles mediadores, incluido el rechazo al potencial diálogo en Austria.
Ayer en una conferencia de prensa junto al presidente español, Pedro Sánchez, el presidente ucraniano sostuvo que le gustaría reunirse con China y que abre la puerta a que Xi Jinping forme parte de las negociaciones de paz.
Esta declaración de Zelenski debe ser como mínimo fastidiosa para las potencias occidentales que juegan el rol políticamente correcto para evadir el hecho de que están involucrados en la guerra. Aún aunque la posición oficial china es neutral, es un país que suele estar más cerca ideológicamente de Rusia que de Occidente. Además tiene sus propios problemas de disputas territoriales como en Taiwán.
Lula también quiere la paz
Desde que asumió la presidencia del Brasil el primero de enero, Lula menciona como parte de su agenda en el ámbito internacional su compromiso con la paz y con el final de la guerra en Ucrania. Incluso como charlamos acá en Mate Mundi, ante esta posición varios presidentes europeos solicitaron a Lula que envíe armas a Ucrania, algo que al presi brasilero no le gustó nada y a lo que respondió que su compromiso es con la paz y no con la guerra y que su único enemigo es el hambre.
En este marco, Lula da Silva diseñó una propuesta de paz que envió a los líderes de Ucrania y Rusia y que charlo con líderes occidentales como Joe Biden, el alemán Olaf Scholz y el francés Emmanuel Macron.
Esta semana, el vicecanciller ruso, Mikhail Galuzin, dijo que estaban examinando la propuesta de Lula que busca aumentar la seguridad internacional considerando los intereses de todos los actores.
Lula propone crear un grupo para mediar un acuerdo de paz del que formaría parte, pero en el que no sería el único involucrado. También resuenan otros países como China, India o Indonesia. Si bien aún no hay un posicionamiento formal por parte de Rusia, Galuzin calificó a Brasil como un socio estratégico con el que interactúan de manera constructiva en los diferentes organismos internacionales en los que convergen (BRICS, ONU, G20, etc.).
Veremos si prospera esta propuesta. De ser así yo les cuento acá por Mate Mundi así que estense atentos.
¿De quién falta que hablemos?
Estados Unidos dice no tener nada que ver con la decisión de Rusia de invadir Ucrania. Como líder dentro de la OTAN, sostiene que la motivación de la organización de mantener las puertas abiertas a nuevos miembros no es negociable: Posición que mantuvo desde antes de la guerra y hasta hoy. De hecho Suecia y Finlandia están haciendo los pelpas para sumarse, una iniciativa posterior al inicio de la guerra.
En su versión oficial, Estados Unidos condena el horror de la invasión rusa y las muertes ucranianas que causó y denuncia con vehemencia el accionar violento de Vladimir Putin. Mientras tanto manda plata, manda armas. Financia la resistencia ucraniana. Pero su rol no se termina acá.
¿Estados Unidos criminal de guerra?
Hace algunas semanas el periodista Seymour Hersh, del New York Times, publicó una investigación en la que denuncia que buzos militares de la marina estadounidense pusieron explosivos abajo del gasoducto a mediados del 2022, durante ejercicios que la OTAN estaba realizando en la zona.
Unos meses después, activaron estos explosivos y destruyeron 3 de los 4 ramales de los gasoductos. O sea, hablamos de daños graves.
El Nord Stream y el Nord Stream 2 son gasoductos que conectan Rusia con Alemania por el Mar Báltico y mediante los cuales Rusia estaba proveyendo gas para todo Europa.
El Nord Stream 1 estaba fuera de uso desde finales de agosto, ya que las sanciones a Rusia impedían a la empresa encargada, reparar fallas en la infraestructura. El NordStream 2 fue terminado y estaba listo para usar desde octubre del 2021, pero fue suspendido por el canciller Scholz en febrero del 2022 desde la invasión rusa a Ucrania.
Cuando detectaron las explosiones, Rusia denunció ataques terroristas y hasta países europeos como Alemania, Dinamarca y Suecia no descartaron actos de sabotaje.
Según la investigación de Hersh, Biden tomó la decisión de poner los explosivos después de 9 meses de debatirlo de manera secreta con su equipo de seguridad nacional, en una operación liderada por su asesor Jake Sullivan.
Ante las acusaciones, Washington negó tener algo que ver con los explosivos aunque en septiembre se puede ver en internet -gracias a que el tránsito aéreo es información pública- helicópteros militares estadounidenses sobrevolando regularmente y durante horas el lugar exacto donde se produjo el incidente.
Aún con esta evidencia, EEUU continúa lavándose las manos y ofrecieron ayuda a Europa para mitigar el impacto ambiental potencial. Unos tipazos.
Ante los hechos, el canciller ruso, Serguei Lavrov, sostuvo que Estados Unidos quería destruir la alianza Rusia-Alemania en la que Rusia proveía energía y Alemania tecnología, porque ponía en riesgo el monopolio de muchas corporaciones yanquis.
De ser confirmado, el atentado contra el gasoducto puede ser leído como un crimen de guerra, uno que en el marco de la ilusión de Estados Unidos como asistente humanitario de Ucrania para “salvar vidas”, puede romper ciertas apariencias.
La guerra del hartazgo
Mientras las posiciones se definen y redefinen y las ofensivas se financian y desfinancian, la guerra continúa.
Las potencias mundiales se juegan intereses geopolíticos y comerciales en cada posición, envío de ayuda y condena a las hostilidades. Rusia continúa una guerra despiadada contra un pueblo del Sur Global que sufre las consecuencias mientras su presidente, Zelenski, pone leña al fuego alentado por la apoyo de Estados Unidos y Europa.
No parece haber un final cercano a la guerra. Mientras tanto, todo el mundo sufre las consecuencias de la guerra.
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Viole.
Por qué la energía nuclear es un retroceso en materia ambiental? Todo lo contrario
Hola Viole, gran newsletter como siempre! Mañana sábado sale mi aporte sobre el tema, orientado a un intento (fracasado y risible) de frenar el uso de inteligencia artificial como armamento bélico. Sería un gustazo que te sumaras y lo vieras! Abrazo enorme =)